Una de sus características refleja la invariabilidad de su escala; es decir son iguales si los miramos de cerca o de lejos. El ejemplo clásico es el del helecho, donde función matemática que describe al individuo completo es la misma que describe sus hojas o partes más pequeñas. Esto permite, por ejemplo, que gracias a un programa informático muy sencillo podamos ver densos bosques de helechos en el cine. Esto tiene otras aplicaciones, como ayudar a generar mapas cuando se aplica la misma técnica a los paisajes.