jueves, 3 de enero de 2013

Resumen del capítulo seis. Cisne Negro






La falacia narrativa.

El autor afirma que nos engañamos con historias, tal falacia se relaciona con nuestra vulnerabilidad a la interpretación exagerada y nuestro favoritismo por las historias compactas sobre las verdaderas. Nos gustan las historias, nos gusta resumir y nos gusta simplificar, es decir, reducir la dimensión de las cosas, lo que es particularmente grave cuando se trata de un suceso raro. Queremos que nos cuenten historias que deberíamos analizar con mayor detalle, si tal historia ofrece distorsiones importantes de la realidad. Caemos en la trampa de la casualidad, siempre tenemos que inventar una causa. 

La falacia narrativa se dirige a nuestra escasa capacidad de fijarnos en sucesos sin tener una explicación o sin buscar un vínculo lógico. Las explicaciones atan los hechos, hacen que se puedan recordar mejor, ayudan a que tengan más sentido. Las historias permiten recordar y darle sentido al pasado, (a veces tendemos a recordar con mayor facilidad aquellos hechos de nuestro pasado).

Nassim plantea que existe una base genética y filosófica para entender lo mal preparados que estamos los humanos cuando nos enfrentamos a la inseguridad.
Según Taleb, la evolución no favoreció un tipo de pensamiento complejo y que sea posible, al contrario, somos muy rápidos en aprobar decisiones instantáneas apoyados en una mínima cantidad de datos o en teorías superficiales, tal vez, porque quienes veían un león y echaban a correr por suponer que todos los animales salvajes siempre comen seres humanos, tenían más probabilidades de sobrevivir que quienes preferían poner a prueba la hipótesis. Claro que hay leones amistosos, pero es preferible ser prudente y cauteloso de antemano, que sufrir más tarde las consecuencias (problema de la inducción). Ademas para Nassim Taleb existe un problema filosófico fundamental: la platonicidad o   “falacia platónica”.

Somos hijos de la escuela platónica que nos animó a preferir la teoría estructurada, ordinaria y fácil a la desordenada y compleja, por otra parte, nos inclina asimismo a seleccionar únicamente los hechos que encajan en nuestras teorías (falacia de las pruebas silenciosas) o cuando los echos han tenido lugar, nos creamos historias post-hoc para que el hecho parezca tener una causa (falacia narrativa).

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